viernes, 27 de junio de 2008

LA MENTIRA


Mentir está en contra de los cánones morales de muchas personas y está específicamente prohibido como pecado en muchas religiones. La tradición ética y los filósofos están divididos sobre si se puede permitir a veces una mentira .

Una mentira repetida mil veces, puede parecer una verdad, sin embargo, en su esencia, siempre será una mentira...

Según el investigador de mentiras de la ciudad de Heidelberg, Alemania, Klaus Fiedler ni la mitad de lo que decimos es verdad y la misma cantidad de veces nos mentimos a nosotros mismos.

Muy a menudo nos apartamos de la verdad sin darnos cuenta. Lo hacemos por cortesía, por ejemplo si alguien nos pregunta si nos gusta su peinado, nos da no sé que decir que le queda mal, para no hacer sentir mal a la persona, también se puede mentir por temor, para no causar dolor .

En este tiempo en que nos ha tocado vivir, la mentira es tomada a la ligera o es considerada aceptable, las personas hablan de mentiras blancas o mentiras piadosas, para distinguir las mentiras dichas con el sólo propósito de dañar a una persona..Llevados por la inseguridad y desconfianza en nuestra capacidad de ser aceptados tal como somos, podemos caer en la tentación de adornar aquí y allá nuestra historia y nuestras habilidades de forma que causemos una impresión favorable en las demás personas.

Mentir es un recurso fácil de valer sin tener que pasar por esfuerzos ni penurias, aunque el precio que se corre es la posibilidad de ser descubierto. En esto sucede algo similar a la persona que lanza rumores falsos para disminuir a las personas que envidia: puede ser descubierto y la conducta desvelada, ir en su contra desprestigiándolo ante a los que quería influir. El hábito de mentir se puede transformar en un trastorno de la personalidad que podríamos llamar 'seudologia fantástica' que es una compulsión a imaginar una vida, unos acontecimientos y una historia en base a causar una impresión de admiración en los espectadores.

También mintiendo sobre lo que hacemos llevamos a cabo algo que proporciona un pequeño resto de placer que nos da una migaja de lo que nos gustaría. Imaginando que somos ricos, que seducimos a las personas más bellas, sentimos un gusto que el disgusto de ser sólo fantasías no acaba de eliminar y que puede convertirse en deleitoso manjar para satisfacer necesidades que esta forma engañosa nunca realmente será completa, pero que a base de engaño tras engaño, fantasía tras fantasía nos hace sentir el sueño tan real que casi lo podemos creer.

Lo que debe plantearse el mentiroso es su misterioso desánimo, la progresiva languidez que simular produce en él. Su afán de caer bien produce el efecto contrario de que los demás se decepcionen, se sientan despreciados y se disgusten, generando una profunda desconfianza muy difícil de superar (pensar por ejemplo lo difícil que es olvidar que tu pareja te ha engañado, o te miente sistemáticamente).

Jugar limpio, ser naturales, es el mejor camino para ser aceptados por los demás. Lo primero es que nos acepten aun siendo humildes y mediocres. Una vez conseguida esta aceptación básica entonces se pueden intentar el asalto al mérito, que ya no será un mérito agresivo sino un afán de darnos más, de buscar una mayor cualidad, de jugar más fuerte, una activa entrega para participar, colaborar, sugerir y animar la vida familiar, los equipos de trabajo, los grupos de amigos o la excelencia profesional

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